martes, 17 de mayo de 2011

"¿Y ahora qué?"

Hola Don Ignacio, soy Aitor, 
Le escribo para decirle que por fin he encontrado un grupo de amigos con los que juntarme y pasar grandes veladas. Son gente muy enrollada que hablan de grupos de música raros, - The Flaming Lips, The Killers, St. Vincent... -, y películas subtituladas de un tal Haneke y Jim Jarmusch. Ja, ja, ja... La verdad es que no me entero de una mierda de lo que hablan pero yo asiento a todo. No quiero que me tomen por un imbécil y que me marginen como siempre me ha pasado con las amistades que voy haciendo. Está vez lo voy hacer bien. Esta vez no la voy a cagar Don Ignacio. Al menos voy a poner todo el empeño de mi parte para conseguirlo. Aunque como intuirá, he tenido un pequeño percance. De ahí mi carta. 
El otro día fui a casa de uno de mis amigos, - ¡que grandes amigos, oh! -, y nos tomemos unas cervezas (con alcohol) para ponernos pedos (¿se dice así, Doctor? ¿Se dice así), mientras jugábamos a la Neo-Geo o alguna de estas consolas modernas que hacen ahora. Pues bien, Chulín, uno de mis amigos, - el más simpático -, cogió y medio pedo empezó a machacársela en el sofá. Yo estaba sentado justo a su lado y los demás empezaron a reírse. Yo también, no se crea Don Ignacio, yo también me reía. Todo era muy divertido. Pero rápidamente me asaltó una duda. "¿Y ahora qué?", me pregunté. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? Me quedé "tó loco" (como dicen mis amigos), tó loco Doctor. Entonces recordé una película "de sexo" que un día vi con Chulín y pensé que tal vez quisiera que me colocara su polla en mi boca tal y como habíamos visto en la tele aquella tarde. Pensé que era lo más normal. Todo aquello era muy raro, ¿sabe Doc? Muy raro. Pero un inoportuno, un tío con rastas que huele a azufre, se presentó y me jodió todos los planes. El tipo quería fumar hierba y esnifar un poco de nieve y los demás le siguieron como borregos y no pude chupársela a mi amigo.
¿Cree que Chulín me volverá a brindar su polla en otro momento o por el contrario le he fallado? ¿Cree que seguirá queriendo ser mi amigo? ¿Lo he perdido para siempre Doctor? ¿Lo he perdido? Ay madre, espero que vuelva a pasar. Como deseo que Chulín me muestre su bonito cipote para mamársela tal y como vi en aquella película, Doctor. Tal cual, no se preocupe... Lo haré bien. Porque es eso lo que tengo que hacer, ¿no? ¿Para que iba a sacarse Chulín la polla delante de mi? ¿Por qué se reían los demás? Ay madre, cuantas dudas...  
Ultimamente llamo a Chulín y no me coge el teléfono. Le pico y su madre me dice que no está en casa y que está haciendo deberes (deberes Doctor, ¡si Chulín dejó el colegio a los quince años!)... No sé, creo que anda un poco mosqueado porque no se la chupé... Tal vez piensa que no quería hacerlo cuando en realidad me moría de ganas... Y me sigo muriendo, no se crea.
Espero que al menos se fijase en mí y que viera como tragaba saliva y me relamía los labios mientras miraba su picha, doctor. Que polla tan bonita y dulce...
En fin, eso es todo... Espero que esta carta le llegue ya que llevo varios días pasándome por su consulta y la recepcionista me dice que está enfermo y que anda metido en cama todo el día. He intentado hacerme con la dirección de su casa para irlo a visitar pero la chica de afuera no me la ha dado (para mi Don Ignacio que la recepcionista es un poco arisca hacía mi, no se lo tome a mal, no es mi intención crearle ningún problema, - ay madre - , pero esa chica no me cae muy bien).
Suyo siempre.
Aitor.

ULTRAOJETE

Lola tenía un culo ideal además de un ojete muy profundo. Tan profundo que los indios de la Rambla lo utilizaban de Zampoña
Gracias a Lola los indios de la Rambla dejaron de pasar hambre. 
Aquello fue un éxito.

miércoles, 11 de mayo de 2011

ULTRAVIOLENCIA

El otro día me compré el libro “Ultraviolencia” de Miguel Noguera y, francamente, me parece el mejor libro que me he leído en la vida. Pocas letras, dibujitos… Unas risas… Joder, ideal para leerlo una tarde de vino y queso. Pero aquí no hemos venido para dar publicidad a ese gordo, que va. Esto viene porque comentando el libro con un tipo, otro gordo que hace monólogos (¿por qué todos los tíos que hacen monólogos son gordos o intentan aparentarlo?), me dijo que no le gustaba. Bueno, hasta ahí bien. Cada uno tiene sus gustos y no puedo pretender que a todos les guste lo mismo que a mí. Pero la cosa cambia cuando cada puto día que viene me da por el culo con el mismo tema. “Ey, Noguera”, me dice. “¿Qué pasa Noguera Pallaressa? Eh, ¿qué pasa?”. “Eyyyyy…”, me dice el tío, “Eyyyyyy…”.
Maldito hijodeputa.
Estoy harto de esta gentuza. Estoy hasta los cojones de los humoristas. Siempre haciéndose los graciosos para que le rías las gracias, y cuando les hablas de “otros” se ponen de uñas. Son unos celosos.
Así que si un día os topáis con gente que hace monólogos no le habléis de “otros”, hablad de ellos. Decidles que os encanta su show y que son súper originales. Si un día os encontráis al tal Noguera, por ejemplo, no le habléis de Ricky Gervais. Seguro que os dirá que tiene mal karma, que va con guión y él no (que él tiene “ideas”) o cualquier otra gilipollez, y cada vez que os vea os llamará Gervais. Así, por la cara. “Ey, Gervais”, os dirá. “Eyyyyy…”.  
Son todos iguales.
Menos mal que tengo un blog para desahogarme.
Y ahora un fragmento de “Ultraviolencia”:
Bueno, en realidad "esto" no pertenece a "Ultraviolencia". No quiero tener problemas de copyright. Ya sabemos como se las gasta esa gente.