A Michael Landon se le ocurrió una idea muy loca. Una serie en la que un demonio, un ser malo de la hostia, se perdía en la Tierra. Entonces en su camino hacia el infierno se topaba con diferentes personajes y los puteaba hasta límites insospechables. Michael Landon sería el protagonista, el “demon”, y la serie la iba a escribir y producir él mismo con la ayuda de Joel Silver, otro hijodeputa sin escrúpulos.
La razón era porque Michael Landon estaba hasta los cojones de Bonanza y de interpretar a aquel ángel… El tío quería vengarse de todos los que le rodeaban. Ya se había cansado de que le pellizcaran las mejillas y que le dijeran que habían llorado con él en el último capítulo de La casa de la pradera. No quería seguir escuchando que era muy bueno y que lo querían. Michael Landon estaba cansado de ser Michael Landon y quería volver a ser el hombre lobo adolescente que fue cuando era joven.
Aunque en la pequeña pantalla no lo aparentaba y pareciese un hombre afable, Michael Landon, en realidad, estaba atormentado. Sus padres se habían tirado toda su vida diciéndole lo bondadoso y noble que era. Aquello puede parecer normal, unos padres quieren a su hijo y es natural que opinen que es bueno, pero Michael Landon no lo era. Michael Landon era el Anticristo.
Lo que en realidad hacía mamá y papá Landon era, simple y llanamente, terapia de choque. Diciéndole lo excepcionalmente bueno que era impedirían que su naturaleza malvada emergiera y que se dedicase a hacer el mal por el mundo. Landon crecería creyendo que era todo bondad y dulzura, siendo en realidad lo contrario. Por eso cuando sentía necesidades, tales como rebanarle el cuello a su abuelo o escupir en el plato de comida de su hermano, se sentía culpable. Si era tan bueno como decían sus padres, ¿cómo era posible que se le ocurrieran todas esas diabluras?
Finalmente, pasados los años, Michael Landon lo descubrió todo. Tras la muerte de sus padres, él y sus hermanos comenzaron a buscar por la casa cualquier objeto de valor. Collares, anillos, pendientes, dientes de oro… Cualquier cosa por lo que pudieran darles un pico. Entonces, como en aquella película de Clint Eastwood, buscando en uno de los baúles de su madre, Michael Landon destapó el pastel.
Michael Landon no era bueno, lo decía su madre en un diario. Su madre explicaba que ya en su vientre se comportaba como un auténtico hijodeputa y la empujaba a comportarse como una mujer sucia e impía. Su madre, embarazada de él, sentía el fuego de la pasión y el pecado como no lo había sentido nunca.
Unas páginas más adelante explicaba que papá Landon le tenía que meter medio brazo por el recto para calmar ese malvado deseo que sentía y que le abrasaba por dentro. Aquel pequeño ser que crecía en su interior la estaba transformando. Mamá Landon ya no se comportaba con normalidad así que tubo que pedir auxilio al cura del pueblo… El sacerdote, un tipo llamado MacFlurry, se encerró con la señora Landon y le hizo un exorcismo. Bueno, nadie sabe exactamente en que consistía aquello ni que ocurrió dentro de aquel dormitorio, pero después de horas el padre MacFlurry salió con todos los pelos desaliñados, la solapa al revés y con veinte kilos menos. Aquel cura le dijo a papá Landon que vigilase a su hijo, que el problema de su mujer era el niño. MacFlurry le dijo a papá Landon que su hijo iba a ser el Anticristo y que nacería una noche de Halloween. Y así fue…
Joder, cuando Michael Landon leyó aquello en el diario de su madre se echó a reír como un poseso. Se sentía liberado, al fin. Ya no tendría que seguir poniendo carita de pena a la gente, ni morritos… El nuevo Michael Landon había nacido y se iba a comportar como el verdadero hijodeputa que era. Sin clemencia…
Y así fue como a Michael Landon se le ocurrió la serie de televisión aquella del diablo puteando a la gente. Iba a ser el resurgimiento de su carrera y lavaría su imagen de pimpollo para siempre. Después de aquello ya nadie nunca más se atrevería a pararlo por la calle y besarlo o abrazarlo. El mundo lo iba a temer…
Así que Landon rodó un capítulo piloto con Julie Andrews de co-protagonista (otra que también quería quitarse la etiqueta de risueña), y lo llamó “Noche de sexo anal”. La historia consistía en una sucesión de escenas de lluvia dorada, un plano secuencia de coprofagía y una batalla entre un ángel y Michael Landon. Uno lanzaba rayos de arco iris y el otro esperma. Al final ganaba Landon, por su puesto.
Pero el caso fue que cuando lo emitieron, cuando el mundo entero vio el primer episodio de “Autopista hacia el infierno”, cuando el ángel luchaba contra el “demon”, mientras ambos se lanzaban esperma y arco iris, en medio de todo ese berenjenal, nadie, ningún ser vivo en el planeta Tierra, murió. Nadie. Ni una puta alma abandonó su cuerpo. A lo largo de todo el globo terráqueo no se registró ninguna muerte. Las guerras se pararon. Ni siquiera murieron gatos atropellados, ni negritos en África. El planeta pareció detenerse durante los tres cuartos de hora que duró el programa. “Autopista hacia el infierno” salvó la vida de centenares de enfermos terminales… Al menos durante la emisión. Al final, claro está, cuando en la pequeña pantalla apareció aquello de “starring Michael Landon”, murieron todos de golpe, pero el caso es que gracias a Landon muchos pudieron firmar sus testamentos como Dios manda.
Michael Landon había hecho historia no sólo dentro de la televisión, sino en el mundo entero. Se había convertido en una especie de Mesías y todos le pedían un nuevo episodio de esa extravagante serie con tal de que el mundo permaneciera en paz una vez más. Incluso los había que le rogaban a Landon que nunca dejase de rodar y que emitiera los capítulos en directo. Seguidos. Las veinticuatro horas del día. Un non-stop de coprofagía con Julia Andrews y Michael Landon. Todo el día observando un ángel luchar contra el demonio, lanzándose arco iris y esperma sin parar.
La cosa podría haber tenido su cosa, pero como era de esperar el actor norteamericano quedó gravemente tocado y se desanimó. Había concentrado tanta maldad en un solo capítulo que había olvidado dejar una miajita para el resto del planeta. Al poco enfermó y se puso muy malito.
“Si de verdad quieres ser malo – le dijo Landon a su biógrafo antes de morir -, no te apoderes de la maldad, el miedo y la codicia. Déjalas que campen a sus anchas, ellas ya saben lo que tienen que hacer por si solas”.
[FUNDIDO EN NEGRO
SOBRE EL NEGRO VEMOS ESCRITO:
“Michael Landon murió con todos los honores y todavía hay gente que va cada año a su tumba a llorarle y dejarle flores”.
“Michael Landon terminó siendo lo que tanto detestaba y a día de hoy está en proceso de beatificación”.
AHORA SI. SOBRE EL NEGRO:
“FIN”]
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